sábado, 29 de febrero de 2020

Dicción de la Voz


La dicción se basa en decir las cosas en cumplimiento de las reglas gramaticales, utilizando de manera correcta las palabras, para construir oraciones.
Para el habla, la dicción se divide en dos partes principales, la articulación y la vocalización, que significan la claridad y nitidez de las palabras y el sonido adecuado que se les otorga a las vocales, respectivamente.
Existen técnicas y ejercicios, que nos pueden ayudar a conseguir una buena dicción. En primer lugar se debe tener plena conciencia de que la buena dicción se logra hablando por donde se debe: por la boca, abriéndole bien (articular) y respirando de la manera correcta, se debe evitar hablar por la nariz, con el pecho, con el fondo de la garganta o con la punta de los labios.





El arte de comunicar y conectar con el otro requiere una comunicación clara, tomando en cuenta los elementos de la voz, que son los que marcarán la diferencia. Para lograr una correcta pronunciación de las palabras es preciso desarrollar la dicción y la vocalización.




Vicios de Dicción

Los vicios de dicción o de palabra aquellas formas incorrectas de empleo de palabras que pueden generar confusiones. Por ejemplo: dequeísmo, vulgarismo, solecismo.

Los vicios de dicción refieren a transgresiones al buen uso del lenguaje en cualquiera de sus niveles: fonético, ortográfico, morfológico, sintáctico o semántico. Se incluyen también los vicios de construcción, que no involucran a una palabra sola sino a una estructura mayor, como la oración.



Tipos de vicios de dicción
Vulgarismos. Pronunciar mal ciertas palabras por cambio de letras (agregados, supresiones, cambios de orden) o de acentuación. A veces, además de pronunciarse mal una palabra se la escribe mal. Por ejemplo: diabetis (lo correcto es: diabetes).
Barbarismos o extranjerismos. Usar palabras de otras lenguas cuando existen equivalentes en español. Por ejemplo: guevo, fuistes. (lo correcto es: huevo, fuiste)
Solecismos. Dar lugar a anfibología, es decir, a que existan interpretaciones variables de lo expresado. Por ejemplo, la inadecuada ubicación de los adjetivos dentro de sintagmas nominales complejos, falta de concordancia, la alteración del orden de los pronombres, la alteración del orden lógico de la oración, la inadecuada utilización de preposiciones o adverbios, etc. Por ejemplo: No me lo recuerdo (lo correcto es: no lo recuerdo)
Arcaísmos. Utilizar palabras antiguas, que ya cayeron en desuso. Por ejemplo: cuasi, empero, agora. 
Queísmo y dequeísmo. Suprimir o agregar innecesariamente la preposición “de” delante de la conjunción “que”. Por ejemplo: Me alegro que estés bien. (lo correcto es: me alegro de que estés bien)
Cacofonías. Generar disonancias durante la pronunciación por causa de sílabas semejantes o idénticas. Por ejemplo: Parece que aparece.
Pleonasmos y redundancias. Utilizar más palabras que las necesarias. Por ejemplo: subir arriba. 
Muletillas. Rellenar los espacios de la conversación con palabras innecesarias. Por ejemplo: este… es que…


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